BRASIL
FUERA DEL MAPA DEL HAMBRE:
¿LOGRO REAL O NARRATIVA POLÍTICA?
La reciente
declaración del presidente Lula, celebrando la salida de Brasil del Mapa del
Hambre de la ONU, ha reavivado los debates sobre la seguridad alimentaria, las políticas
públicas y el uso político de los logros sociales. Según el informe de la FAO,
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el
país registró menos del 2,5% de la población en situación de desnutrición entre
2022 y 2024, lo que técnicamente lo elimina de la lista de naciones con hambre
estructural.
Los
datos detrás del anuncio
El informe "El estado de la seguridad alimentaria y la
nutrición en el mundo 2025" muestra que Brasil redujo la inseguridad
alimentaria grave del 6,6% (2021-2023) al 3,4% (2022-2024).
Casi 7 millones de personas han salido de esta condición,
según la FAO.
Los ingresos laborales de los más pobres crecieron 10,7% en
2024, y el 98,8% de los empleos formales creados fueron ocupados por inscritos
en el Registro Único.
Estas cifras indican avances concretos, especialmente
después del retroceso registrado entre 2019 y 2021, cuando el país volvió al
Mapa del Hambre con un 4,1% de la población desnutrida.
Retórica
presidencial: emoción y polarización
Lula no solo celebró la hazaña, sino que la usó como símbolo
de su visión política. En un discurso, dijo que "cada vez más, me volveré
más izquierdista, más socialista" y criticó la "cultura del pago de
intereses" que, según él, limita la lucha contra la desigualdad. La frase
"en un gobierno que tiene a la gente muriendo de hambre, tienen que
decapitar al presidente" causó controversia, revelando el tono emocional y
provocador del pronunciamiento.
Análisis
crítico: entre el mérito y el oportunismo
Aunque los datos apoyan la salida del Mapa del Hambre, es
legítimo cuestionar:
La sostenibilidad de la conquista: El hambre en Brasil ha
sido cíclica. El país ya había abandonado el Mapa en 2014, pero regresó en
2022. El reto es conseguir que esta mejora no sea solo coyuntural.
La politización del hambre: Al vincular el éxito a su
ideología, Lula corre el riesgo de transformar un logro colectivo en capital
político personal.
La invisibilidad de las vulnerabilidades urbanas: Más de la
mitad de los hogares con inseguridad alimentaria severa viven en ciudades con
más de 100.000 habitantes. El hambre urbana requiere políticas específicas que
vayan más allá de la retórica.
Proceder
con precaución
La salida del Mapa del Hambre es una victoria que debe
celebrarse, pero no romantizarse. Brasil aún enfrenta profundos desafíos en
seguridad alimentaria, desigualdad e inclusión productiva. El mérito existe,
pero el discurso debe ir acompañado de un compromiso duradero, transparencia y
menos polarización.
Desde Brasil –Comunicadora
Social
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