RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

martes, 3 de julio de 2018

¿VOLVERÁN LAS PATAS A LA FUENTE?


¿VOLVERÁN LAS PATAS A LA FUENTE?

 Cuando se hace referencia a “las patas en la fuente”, se rescata un hecho histórico en el cual diversos sectores sociales, etarios, confluyeron hasta la mítica Plaza de Mayo para reclamar por su líder, el General Perón.  Allí quedó instituido el, “El Día de la Lealtad” –17 de Octubre de 1945- Tal vez no tenga mucho que ver con lo que pretendemos desarrollar. Pero tal vez de manera casi inconsciente ese hecho histórico, esta evocación nos esté reclamando asumir actitudes semejantes, no ya para reclamar por un líder en concreto, sino por las libertades, garantías y derechos que nos cercenan.

 Recordemos un poco cómo se llega a aquel 17 de octubre de 1945:

 “…Los sindicalistas proponen a los militares crear una Secretaría de Trabajo, fortalecer la CGT y sancionar una serie de leyes laborales que aceptaran los reclamos históricos del movimiento obrero argentino. Poco después, la alianza entre sindicalistas y militares obtuvo que el gobierno militar designara a Perón como Director del Departamento de Trabajo, un cargo aparentemente sin valor alguno. Un mes después, consiguen elevar la jerarquía del organismo a Secretaría de Estado (2 de diciembre de 1943). Desde la Secretaría de Trabajo y con el apoyo de los sindicatos, Perón empezó a desarrollar gran parte del programa sindical histórico: se crearon los tribunales de trabajo; se sancionó el Decreto 33.302/43 extendiendo la indemnización por despido de los empleados de comercio a todos los trabajadores; más de dos millones de personas fueron beneficiados con la jubilación; se sancionó el Estatuto del Peón de Campo y el Estatuto del Periodista; se crea el Hospital Policlínico para trabajadores ferroviarios; se prohíben las agencias privadas de colocaciones; se crean las escuelas técnicas dirigidas a obreros; en 1944 se firmaron 123 convenios colectivos que alcanzaban a más de 1 400 000 obreros y empleados y en 1945 otros 347 para 2.186.868 trabajadores. Adicionalmente Perón logra derogar el decreto-ley que reglamentaba los sindicatos sancionado en los primeros días del gobierno militar.
 En ese marco los sindicatos comenzaron un período de gran crecimiento, y lo que fue aún más decisivo, comenzaron a afiliar masivamente a los "nuevos" trabajadores, los que estaban migrando masivamente a la ciudad desde el interior del país, los llamados "morochos", "grasas" y "cabecitas negras" por las clases medias y altas, y los propios trabajadores "viejos" descendientes de la inmigración europea…
(…)
 La alianza entre sindicatos y el grupo de jóvenes militares encabezados por Perón generó inmediatamente una fuerte oposición de los sectores conservadores políticos, económicos y militares, con apoyo de la embajada de Estados Unidos (embajador Braden) que genera una alta polarización electoral para 1945.
 El 12 de julio de 1945 los sindicatos dirigidos por Borlenghi realizan un acto masivo el centro de la ciudad de Buenos Aires (en Diagonal Norte y Florida). Al finalizar, la multitud de trabajadores comienzan a corear el nombre de Perón y lo proclaman como candidato a presidente.
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 el 8 de octubre de 1945, un enfrentamiento entre Perón y el general Eduardo Ávalos, jefe de la poderosa guarnición de Campo de Mayo es dirimido mediante una votación de los oficiales superiores que decide exigir la renuncia de Perón, que en esos momentos ejercía simultáneamente los cargos de vicepresidente de la nación, secretario de Guerra y secretario de Trabajo y Previsión, por lo cual al día siguiente Perón renunció a todos sus cargos en el gobierno dictatorial.
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 El 12 de octubre el presidente Farrell ordenó la detención de Perón y la policía fue a buscarlo a su departamento de la calle Posadas por lo que Mercante le comunicó al jefe de policía dónde se encontraba y al día siguiente guio al subjefe de policía mayor D'Andrea hasta la isla, desde donde fue llevado detenido a la cañonera Independencia, la que a su vez lo trasladó a la Isla Martín García.
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 El 15 de octubre la FOTIA declaró en Tucumán una huelga general, y esa misma noche hicieron lo mismo varios sindicatos de Rosario, exigiendo la libertad de Perón. En Berisso y Ensenada los obreros realizaron una gran movilización que durante varios días mantuvo la ciudad de La Plata convulsionada. Lo mismo ocurría en Valentín Alsina, Lanús, Avellaneda y otras localidades del sur del Gran Buenos Aires. También al mediodía del 16 los obreros ferroviarios de Tafí Viejo habían abandonado los Talleres.
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 En la madrugada del día 17 comenzó una movilización de los trabajadores de La Boca, Barracas, Parque Patricios y de los barrios populares del oeste de Capital Federal así como de las zonas industriales de sus alrededores. Fue muy importante el número de trabajadores que salió de Berisso, localidad cercana a La Plata donde había importantes frigoríficos, en la que estuvo muy activo a favor de la movilización el dirigente gremial Cipriano Reyes. También la secretaria de Domingo Mercante, Isabel Ernst, tuvo un rol importante como nexo entre Perón y los dirigentes sindicales. Los obreros no ingresaban a trabajar en las fábricas y talleres e iban recorriendo los establecimientos vecinos incitando a abandonarlos a quienes se encontraban en ellos para luego marchar coreando consignas en favor de Perón por las calles principales hacia el centro de la Capital Federal. La acción estaba apenas coordinada por algunos dirigentes gremiales que habían estado agitando los días anteriores y la principal fuerza de impulso provenía de esas mismas columnas que mientras marchaban retroalimentaban el movimiento...” 1

 Este breve recorrido por hechos que desembocaron en esa imagen con gente refrescándose en la Fuente de Plaza de Mayo, nos convoca a rescatar esas movilizaciones para insistir en la urgencia de estos tiempos para recuperar lo que nos están quitando.
Aquellos que se manifestaban en 1945, lo hacían no solamente por un líder que representaba sus intereses, sino también porque veían peligrar tanto derechos como garantías de las clases trabajadoras.
En este transitar del siglo XXI, y no solamente en Argentina, la vulneración de derechos y garantías se hacen trágicamente recurrentes. El neoliberalismo ha retomado su senda destructiva. Las reformas que violan los derechos de los y las trabajadores, como así la manipulación y control del derecho a la información, la imposibilidad de acceder a la atención de salud y la imposibilidad de alcanzar una vejez digna, nos obligan a recordar todas las gestas populares que movilizaron a diversos sectores sociales.
No podemos negar nuestra historia de lucha, como tampoco podemos recluirnos y no acudir inmediata y nuevamente a las calles para impedir nos sigan robando tanto presente como futuro.
 Tal vez ya no esté la fuente en donde refrescar las patas, tal vez no haya un solo líder a quien reclamar para que aparezca y nos devuelva los sueños y las conquistas, tal vez la sociedad esté aún mucho más fragmentada. No obstante, los tiempos y sus urgencias nos convocan y no podemos desoír el presente llamado de una historia de lucha.

 En las redes sociales en relación a lo que nos afecta, Ricardo San Esteban expresa: “…Un llamado a la conciencia
Hay gente que cree que si se va Macri se solucionará todo, pero no es simplemente Macri si o Macri no, sino algo mucho más profundo. Todas las instituciones de la república están podridas, y como decía Discépolo, “en un mismo lodo todos revolcaos” comenzando por la estructura política. Una deuda descomunal cuya dilucidación queda en manos de los tribunales estadounidenses y que quizá nos lleve, como en la antigüedad, a una esclavitud por deuda, cosa que ya está sucediendo en parte ¿En qué confiar para una reconstrucción del país cuando van a dejar tierra arrasada, enajenado todo, hasta la soberanía y el territorio, con una justicia envilecida y tropas extranjeras (y también nacionales) defendiendo los bienes usurpados? ¿Con qué herramientas vamos a salir? Si los argentinos no tomamos conciencia, y por lo que escucho estamos lejos de ello, si no entendemos la gravedad del momento y no nos incorporamos a la lucha por la liberación nacional, créanme, estamos cayendo en una ratonera…”

 En el 45 peligraban todas las conquistas sociales que se habían logrado, entregando nuestra soberanía e independencia a los intereses foráneos. Había una consigna que requería una respuesta contundente: “braden o Perón”; en este 2018 como una reiteración de la historia que nos impele a responder de manera contundente, esgrime la consigna “FMI o Patria” …

 Porque además de la pérdida de derechos y garantías, la destrucción de toda institucionalidad posible, el progresivo deterioro del salario real, la enajenación de bienes y recursos, además de todo ello, han inoculado las consciencias de tal manera que enarbolar banderas a defender no es tarea sencilla, más allá de la rapidez con que las redes sociales e internet nos convocan.
Y aguardamos a que algún dirigente nos llame a defender lo que queda de nuestra Patria. Y si no ocurre, aguardamos a que algún hecho fortuito pueda cambiar la tremenda y crítica realidad que transitamos. Ello no ocurrirá.
Tendremos que autoconvocarnos, volver a meter las patas en la fuente, en la tierra, pisar nuevamente las calles para oponer una real y contundente resistencia al criminal y genocida avance neoliberal.

 Seamos dignos de nuestra historia e identidad, recuperemos el rol que la hora nos impone y forjemos entre todas y todos nuestro destino. No permitamos que otros nos digan cómo, cuándo y dónde defender nuestro derecho a la dignidad, la soberanía, la independencia y la libertad.

 Que así sea.



NORBERTO GANCI –DIRECTOR- 
El Club de la Pluma
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