RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

sábado, 2 de julio de 2016

AUNQUE PAREZCA QUE TODO ESTÁ PERDIDO…


AUNQUE PAREZCA QUE TODO ESTÁ PERDIDO…

 Como si fuese el final del editorial, afirmamos que mientras mantengamos las convicciones y asumamos una posición decidida y firme, saliendo a las calles a poner el alma y el cuerpo para defender nuestro presente y destino, nada se habrá perdido, sólo algunas cosas se habrán suspendido hasta recuperar el poder, la decisión y la capacidad de conducir.

 No es  sólo cuestión de actitud, de posicionarse, de propender, impulsar respuestas ante tanto desparramo de desidia e hipocresía en medidas y acciones anti populares.
Es cuestión de asumir compromiso y lealtad hacia los posicionamientos que se esgrimieron y se esgrimen.

 No todo está perdido, al contrario, y muy diferente a lo que aconteció décadas atrás, contamos con un caudal militante comprometido, no sólo con los slogans, sino también con las acciones que los movilizaron, con la participación que les permitió hacer lecturas políticas, análisis críticos y acumular cada una, cada uno en sus fibras más íntimas el suficiente convencimiento de que hay alternativas mucho más constructivas para apoyar y conseguir.

 A diferencia de décadas pasadas, donde la destrucción del Estado y de todo el aparato productivo, se dio de manera paulatina; en estos tiempos, en los pocos meses en que la dictocracia usurpó los espacios de poder, han acelerado los tiempos con cada medida destinada a la destrucción de todo lo alcanzado.

 En el desgraciado menemato la destrucción total de poder estatal, la enajenación de las empresas del estado, no fue un hecho meteórico: llevó su tiempo. Hoy estamos ante la presencia de un delincuente serial que a pasos agigantados, a un nivel vertiginoso pretende alcanzar la mayor destrucción de Nuestro País, entregando-nos al poder imperial, a los monopolios de todas las áreas posibles. Y juega a este peligroso juego de poder, especulando que con la persecución mediático-judicial a todas y cada una,  a todos y cada uno de los que han permanecido y permanecen fieles a una idea, una convicción, podrá doblegar la respuesta de gran parte del pueblo.
A pesar de las traiciones, que no son pocas; a pesar de los vendedores de consciencias y entregadores de pasiones; a pesar de escuálidos politiqueros que pretenden acomodarse a como dé lugar para "salvase"; a pesar de la pretensión del eje más recalcitrante de un espacio político que ha sabido y sabe de sus propias contradicciones, de esa derecha nefasta que enarbola banderas a las que jamás le ha rendido fidelidad alguna, más que a sus ruines intereses;  tal parece que a pesar de todo comienza a bullir un nuevo movimiento, una nueva propuesta, una nueva forma de concebir y hacer política, de interpretar militancia, de promover una respuesta contundente ante tanto atropello y desparpajo dictocrático…

 Y tal vez este editorial, tan diferente de la gran mayoría que elaboramos, resuene un tanto exultante ante tanta desolación que representan los despidos, las pérdidas de fuentes laborales, el recorte de beneficios, la ausencia de nuevas oportunidades; a la vez resulte un tanto parcial y poco ecuánime. La objetividad y la despersonalización son casi imposibles de plasmar. Siempre tenemos el corazón y la razón en algún sitio, en alguna preferencia.
Pero, los acontecimientos que padecemos a partir del 10 de diciembre del 2015 y el hartazgo que se manifiesta en gran parte de la sociedad, más las realidades, crueles, decepcionantes a nivel político que vivimos, nos impulsan a recurrir a la esperanza, a la posibilidad de lograr frenar la entrega de La Patria. Si no es “con los dirigentes a la cabeza, será con la cabeza de los dirigentes” como alguien alguna vez manifestó con total claridad.

 Y tal vez éste no sea un editorial, tal vez sea un modo de sumarnos a la estrategia de gritar, de protestar y arengar para asumir acciones decisivas en los lugares que nos pertenecen, las calles. Tal vez sea éste una suerte de grito colectivo, de convocatoria a sumar voluntades que se arriesguen a defender La Patria.
Nos son tiempos para blandos, tibios ni cagones, son los tiempos del heroísmo compartido, de la comprensión de que si no nos unimos para defendernos de la irracionalidad institucionalizada, la vergüenza habrá de escribir en letras de molde que no fuimos capaces de asumir nuestras responsabilidades como pueblo.

 La esperanza está en nuestras manos, está en los nuevos escenarios que se van armando a nivel regional, porque no nos han vencido, sólo nos dieron un duro golpe en el cuerpo, pero no en el alma. La esperanza está de nuestro lado y está burbujeando, fluyendo con mucha fuerza ante las nuevas alternativas por recuperar el sendero: Lugo en Paraguay, Lula en Brasil, Correa en Ecuador, Evo y García Linera –que quién sabe cuál será la carta en la manga guardada para continuar con la Revolución Plurinacional-, todos ellos son la esperanza en la Región, pero en Argentina también está en ebullición la esperanza, en gran parte de su pueblo, el que siempre ha sostenido la alternativa de crecimiento, de la diversidad de oportunidades y esa otra parte del pueblo a la que le ha costado y le cuesta comprender y asumir que nadie puede quedar excluido de una vida mejor.

 A diferencia de otras épocas, la virtual depuración de un movimiento nacional y popular permite hacer crecer esa esperanza, como también permite la posibilidad de construir con nuevas interpretaciones y consignas, otra forma más genuina de concebir política.

 No obstante, mientras recuperamos y agigantamos esa esperanza, el rugir de las calles nos está convocando para asumir nuestras responsabilidades como pueblo, para ser nosotros quienes decidamos cómo queremos vivir.

 Para finalizar este fallido intento de editorializar, como solemos hacer en reiteradas oportunidades y con diferentes actores, rescatamos de las redes sociales un aporte a esta esperanza que nos regala Ana Ri: “…Aunque el neoliberalismo haya inducido -material e idealmente- una visión del mundo en que los seres humanos parecemos reducidos a la impotencia, la impotencia no es nunca verdad respecto al ser humano. De eso -como de ninguna otra cosa- estoy segura. Y así, aunque ellos traten de convertir la educación, la cultura y la civilización en "orín de los perros" -como decía León Felipe-, serán derrotados. Aún cuando parezca, como ahora, que imponen su barbarie -mientras se derrumban. Y aunque nosotr@s parezcamos caernos a pedazos…”

 No esperemos a que nos reduzcan a cenizas para tener que renacer de ellas. Esta vez, no.

 Que así sea.


NORBERTO GANCI –DIRECTOR-El Club de la Pluma
elclubdelapluma@gmail.com –elclubdelapluma@hotmail.com

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