RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

martes, 25 de mayo de 2010

QUE DOSCIENTOS AÑOS NO SON NADA…

QUE DOSCIENTOS AÑOS NO SON NADA…

No todos los días se cumplen doscientos años… ¿o sí?

Bien, podríamos mirar alrededor de nuestro país y prácticamente todos los que nos circundan andan de cumpleaños…

Pero la historia, creo, no comenzó en 1810. Tal vez se la comenzó a escribir de acuerdo a las pretensiones de un determinado sector que, haciendo futurología, previó la conveniente manipulación de tal o cual figura, de tal o cual hecho y así condicionar al hipócritamente llamado “soberano”. Convengamos que si realmente al pueblo se lo hubiese considerado soberano, muy diferente habría sido la historia escrita, contada; otros serían los héroes catapultados al estrellado museológico.

Tal vez Castelli tendría uno de los sitiales de privilegio en las grandes ciudades, con su nombre se indicarían importantes calles y avenidas. Igual suerte le hubiese esperado al malogrado (para no andar con esas acusaciones de asesinato y conspiraciones...) Moreno. Y ni que hablar del barbarizado Facundo Quiroga, tal vez hubiese sido otra la historia transmitida y su imagen estaría adornando las aulas de escuelas públicas.

Y si, la historia no comenzó en 1810, ni tampoco en 1492; la historia de esta tierra es milenaria y desconocerla es cercenar gran parte de nuestra herencia.

Por eso, al ver desde hace un tiempo tantos preparativos, tantos discursos, tantos actos, libros, muestras, etc. referidos al bicentenario, no hago más que darme la cabeza contra el tronco de árbol (me gusta más que una fría pared…), porque pareciera la reiteración de los errores antaño cometidos.

Todavía el espíritu y la concepción eurocentrista se resisten a fenecer. Todavía se siguen masificando los modelos ajenos a la savia originaria.

Hace cien años se invitaba a los festejos del centenario a la infanta isabel, representante de los que malograron los procesos evolutivos de razas ancestrales y portadora del mismo mensaje alienante de la tan arbitraria, como asesina, división internacional del trabajo. Parecía que en esos tiempos la patroncita venía a ver cómo se le cuidaba el ganado. Bueno, hay imágenes históricas que se la confunde con… parte de él… eran los buenos tiempos de la sociedad rural argentina…

Sería bueno, tal vez una muestra de madurez, que en esta oportunidad no aparezcan los portadores de asesinas coronas…

Doscientos años sosteniendo alguna, varias, muchas mentiras, en su gran mayoría, para nada piadosas, todo lo contrario, porque han dañado en demasía nuestra memoria.

Desde el sostener aquella frase “el pueblo quiere saber de que se trata”, cuando en realidad lo que supuestamente configuraba al pueblo, era un grupo selecto de la elite de Buenos Aires, que intentaba el golpe para sostener una monarquía foránea, se ha tergiversado convenientemente para unos pocos, la historia.

Deberíamos tener la adultez necesaria para desempolvar del pasado aquello no contado, lo no narrado. Aquello que decidieron eliminar de los manuales.

Doscientos años son mucho tiempo si lo evaluamos por el tenor de las mentiras sostenidas hasta el presente.

Doscientos años son mucho tiempo para no reconocer la irracionalidad con la que se ha actuado, despojando desde los derechos hasta la identidad de los originarios.

Pero por suerte, no los han eliminado del todo, han quedado las semillas que ya están aportando aquella savia, en otros tiempos enterrada.

Tal vez no lleguen a transcurrir otros doscientos años para ver retornar en el camino, las banderas independentistas de nuestros pueblos americanos, recuperando aquellos espacios que les fueran negados. Que así sea.

NORBERTO GANCI – DIRECTOR – El Club de la Pluma

elclubdelapluma@gmail.com – http://elclubdelapluma.ning.com